La dura realidad de nuestra Guatemala
No cabe duda que vivimos en un país en donde domina el poder, la arrogancia, avaricia e intereses personales. Es muy claro cómo todos los políticos y sus partidos, velan por sus propios intereses a largo y corto plazo. Últimamente lo hacen de manera tan obvia y descarada que pareciera que ya no les importa aparecer en los medios siendo criticados y tachados de ladrones. El descaro y la arrogancia, es la nueva máscara de la mayoría de políticos del país.
Ser político o tener un cargo público, a los ojos de cualquier ciudadano, debiera de ser un puesto respetado y de mucho prestigio. Pero debido a la historia de corrupción que se forma día con día en nuestro país, han conseguido que participar en la política, sea visto únicamente como una manera rápida de ganar dinero. En vez de fomentar el patriotismo y liderazgo que un cargo tan honorable debiera de promover, desde Presidente hasta diputados hacen alarde del último modelo que conducen sus guaruras.
Este gobierno es un claro ejemplo de cómo personas se enriquecen rápidamente con solo acceder a ser parte de un acto de corrupción. Prueba de ello, son las grandes y costosas propiedades que han comprado los actuales mandatarios. Es claro que el sueldo que ganan mes a mes, no les sería suficiente para costear esas mansiones o comprar los gigantescos yates, carros y lujos que presumen día a día.
No son ni siquiera de los que roban en silencio. Estos corruptos no son de los que se embolsan la mitad y usan la otra mitad para servir a su gente. Estos son los que se embolsan la mitad o más y se lo restriegan al pueblo. Ya no tienen descaro, escrúpulos y posiblemente tampoco les quede remordimiento. Mientras unos nos llenamos de miedo por la sociedad en la que vivimos, otros se pasean por la vida sin una gota de temor a ser encarados. Aparentemente es bastante sencillo para un mandatario, pagar a un empleado del registro de la propiedad para que cambie la fecha de adquisición de las propiedades, en caso alguien les reclame, estos puedan afirmar que la propiedad se adquirió años atrás. Dicen que esta es la técnica más sencilla para despilfarrar nuestro dinero y tener las agallas de restregárnoslo en la cara. ¡Qué fácil la vida de un político guatemalteco!
Como ciudadano me hastía ser testigo este tipo de circunstancias, pues hay guatemaltecos muriendo por falta de comida, hospitales sobrepoblados y escuelas inundadas. Para mientras nuestros gobernantes pasan un fin de semana con todos los lujos a su disposición. Pero lastimosamente no nos quedan muchas esperanzas, más que esperar a que su tiempo en el poder culmine y velar porque algún día sean juzgados ante la ley, si es que la inmunidad política no pesa más.